Muchas cosas se pueden decir sobre el evento, muchos debates se abren, y las consecuencias concretas apenas podemos ir imaginándolas día a día; diría, más bien viviéndolas. Sin embargo, me interesa dejar anotado un fenómeno profundamente preocupante. He visto compañeres, militantes de izquierda, con años de trabajo y de estudios universitarios, con interés en la política y en la historia, explicar al fallido magnicidio como el accionar de “un loquito suelto”: a veces por “ser objetives”, otras veces con afán de “considerar todas las alternativas, para poder caracterizar correctamente”, a veces por “no ser paranóiques”, y algunas otras razones seguramente han de poder articularse para ir hacia esa línea de pensamiento. En esa aventura, me han llegado a decir cosas como “la historia que tiene este país y esta region no tiene mucho que ver con este chabon, ni lo que hizo”, refiriéndose lógicamente al agresor.
O bien incluso esto otro: “que haya una construcción más o menos novedosa, más o menos específica, más o menos identificable, pero sistemática, de una forma del odio, no quita que además haya un loquito suelto”.
Al caso de todo esto, pretendo ser absolutamente categórico: hablar de “loquito suelto” en el contexto que estamos viviendo, es absoluta, indiscutible, y escandalosamente, negacionista. Las complejidades involucradas no cambian nada en ese hecho, y no hay un ápice de espacio para ningún relativismo al respecto. Así que en esta entrada voy a dejar anotado algunos detalles, de manera completamente desordenada, acerca de por qué eso es así.
Primero y principal, mi respuesta a aquellas insinuaciones de “racionalidad” y “categorización correcta”: no se trata de “un loco”, sino de “un loco empoderado“. Y ese empoderamiento tiene autores intelectuales. Si vamos a jugar al negacionismo sobre cosas como la estigmatización, criminalización, y deshumanización, 24/7 desde hace años, primeramente desde medios de comunicación y luego desde espacios formalmente institucionales como los poderes legislativos y judicial, especialmente con la historia que tiene este pais y esta región, entonces por favor cerremos todo porque “política” pasa a ser una cosa que solamente existe en libros de ficción francamente bastante aburridos. Y me refiero a cosas como las que se pueden apreciar en las siguientes imágenes:
Oración para cuando les fanátiques de la razón se pongan denses.
Dondequiera que miremos y sean cuales fueren los ejemplos que consideremos, vemos que los principios del racionalismo crítico (tomar en serio las falsaciones; aumentar el contenido; evitar las hipótesis ad hoc; ‘ser honestos’, cualquiera que sea el significado de esta expresión, etc.) y, a fortiori, los principios del empirismo lógico (ser rigurosos, basar las teorías sobre mediciones; evitar las ideas vagas e inestables, etc.), ofrecen una explicación inadecuada del desarrollo pasado de la ciencia y tienden a obstaculizar la ciencia en el futuro. Ofrecen una explicación inadecuada de la ciencia porque la ciencia es mucho más ‘cenagosa’ e ‘irracional’ que su imagen metodológica. Y tienden a obstaculizarla porque el intento de hacer más ‘racional’ y más rigurosa la ciencia desemboca, como hemos visto, en su destrucción.
En consecuencia, la diferencia entre ciencia y metodología, que constituye un hecho histórico obvio, indica una debilidad de esta última y tal vez también de las ‘leyes de la razón’. Pues, lo que parece ser ‘ciénaga’, ‘caos’ y ‘oportunismo’ al compararse con tales leyes, tiene una función muy importante en el desarrollo de las teorías que hoy consideramos como partes esenciales de nuestro conocimiento de la naturaleza. Semejantes ‘desviaciones’ y ‘errores’ son prerrequisitos del progreso. Permiten al conocimiento sobrevivir en este complejo y difícil mundo que habitamos, y permiten que nosotros continuemos siendo agentes libres y felices. Sin ‘caos’, no hay conocimiento. Sin un olvido frecuente de la razón, no hay progreso. Las ideas que hoy día constituyen la base misma de la ciencia existen sólo porque hubo cosas tales como el prejuicio, el engaño y la pasión; porque estas cosas se opusieron a la razón; y porque se les permitió seguir su camino. Hemos de concluir, pues, que incluso en ciencia la razón no puede ser, y no debería permitirse que fuera, comprehensiva y que debe ser marginada, o eliminada, con frecuencia en favor de otras instancias. No existe una sola regla que continúe siendo válida en todas las circunstancias y no existe una sola instancia a la que se pueda apelar siempre.
Ahora bien, debemos recordar que esta conclusión ha sido referida partiendo de la condición de que la ciencia, tal y como la conocemos hoy día, permanezca incambiada y de que se permita a los procedimientos que ella emplea determinar su desarrollo futuro. Dada la ciencia, la razón no puede ser universal…
Este es el texto del video publicado hoy en filosofeels. El texto fue redactado entre el 20 y el 30 del pasado Marzo. Algunas líneas fueron cambiadas a la hora de realizar la grabación, pero fueron cambios mínimos.
Attack on Titan está llegando a su fín, y todo indica que no va a pasar nada bueno en ese final. De hecho, todo indica que va a tener el peor de los finales: genocidio a escala planetaria. Ya veremos eventualmente qué termina sucediendo. Pero de una manera u otra, lo que tenemos hasta acá nos permite pensar algunas cosas que no quisiéramos dejar de anotar, porque nuestro mundo real parece estar necesitando cada día con más urgencia algunas reflexiones. Pero esta vuelta mejor prepárense algunos pochoclos o búsquense algo para acompañar el mate, porque en nuestro afán de no separar algunas cosas relacionadas, el video terminó siendo excepcionalmente largo. Así que sin más preámbulos, arranquemos con este ensayo: Attack on Titan, cuando pase el temblor. Que, por supuesto, está lleno de spoilers.
Parte 1: Memoria
La serie ya se viene estirando por varios años, los giros argumentales son densos, la última temporada se está haciendo más larga de lo prometido, y con todo eso corresponde tal vez un breve resumen para refrescar y dar un poco de contexto.
Esta historia, recordemos, arranca con una escena monstruosa: un titán devorando a la madre del jóven Eren Yaeger mientras él observaba todo. Y no sólo a su madre, sino que los titanes ese día destruyeron su ciudad, y mataron a miles. Pero después resultó que sus propios compatriotas y colegas lo consideraron un monstruo cuando se reveló que él podía convertirse en titán, independientemente de sus acciones; y él pudo eventualmente contemplar sus propios actos monstruosos al recordar que devoró a su padre, aún en una situación más bien inconsciente; además de contemplar los actos monstruosos de su padre, por supuesto. Como si todo eso fuera poco, la razón por la que ese pueblo está aislado del resto del mundo, es porque el resto del mundo los considera monstruos, al punto tal que a les eldianes fuera de la isla no tienen derechos plenos de ciudadanía y hasta directamente les toca vivir en campos de concentración.
Entonces, básicamente, después de años de experiencias y revelaciones una más mortificante que la otra, el…
En esta oportunidad retomamos desde la pregunta “por qué la izquierda no parece abrazar a la tecnología, que parece ser cosa siempre de derechas”, y para eso vamos a un poco de historia de ambas: de la tecnología (con foco en la informática), de la izquierda, y de nuestra derecha contemporánea.
Una reflexión cortita, como nota rápida para no dejarla pasar. Mi sesgo anti-economicista es explícito: tengo una postura muy fuerte contraria a las explicaciones de la sociedad desde la economía. Las economicistas me parecen posturas agotadas, y a esta altura francamente dañinas. De modo que no hay sorpresas en este texto por ese lado. Pero eso no quita que el debate en términos económicos no tenga lugar legítimo en la sociedad, y cabe también la pregunta por cuál es ese lugar.
El ecosistema ideológico economicista contemporáneo se divide, a gran escala, básicamente en tres partes: corrientes marxistas, neoliberalismo, y keynesianismo. Sin dudas hay matices, pero tampoco creo que nadie vaya a negar esas tres corrientes de pensamiento como herramientas principales de reflexión acerca de la realidad económico-social. Y apenas me gustaría anotar tres problemas diferentes que tiene cada corriente, en especial a la hora de la integración: sea con otras corrientes económicas, sea con otras filosofías enteras.
Problemas, a vuelo de pájaro
El mayor problema del marxismo es su enorme profundidad y cuota de verdad. En castellano: “el problema del marxismo es que tiene razón”. Y eso es un problema porque “tiene razón” sólo hasta cierto punto, más allá de lo cuál comienza a tener problemas muy serios.
Es un problema análogo al de la física, cuando aparecieron relatividad y/o cuántica: la mecánica clásica “tiene razón”, excepto cuando ya no la tiene, y es tan profundo lo que eso dice sobre nuestra realidad que sencillamente cuesta entender de qué estamos hablando cuando expresamos nuestros teoremas clásicos. Son casos particulares de cosas mucho, mucho más complicadas (o simplemente diferentes) que aquello interpretado entre los siglos XVII a XIX; y no por eso dejan de ser casos suficientemente generales para explicar sistemas gigantezcos, y de hecho aquellos en particular con los que tenemos contacto en nuestra interacción cotidiana.
Eso es el marxismo para buena parte de las explicaciones sociales contemporáneas: pero sin cuántica ni relatividad que le cuestione nada sobre la sociedad ni la humanidad. Cuando las cosas se le empiezan a escapar de las manos al marxismo en el debate por la comprensión de fenómenos sociales, los problemas se vuelven insoportablemente dificiles de discutir por la compleja carga teórica que el marxismo exige, dejando esas discusiones a círculos inaceptablemente pequeños de personas, y a esos círculos más bien aislados entre sí. Todo esto no es ninguna revelación: cualquiera que se fija puede…
El artículo se llama La insoportable levedad del bit, y pretende ser el primero de una serie donde reflexiono sobre algunos aspectos políticos tanto históricos como actuales sobre la informática. En este primer artículo, apenas planteo cómo las izquierdas parecen lejanas en la cotidaneidad informática, y por el contrario las derechas paracen haberse apropiado de varias razones detrás del quehacer computacional. Más adelante (en otro artículo) voy a contar cómo eso es una dinámica que viene de hace rato, cómo es que el neoliberalismo supo incrustarse ahí adentro desde el día cero, y otras cuestiones más vinculadas a qué se supone que haga la informática en la sociedad.
Ayer publiqué mi primer video. Todavía estoy aprendiendo detalles sobre cómo hacerlos, y todavía estoy también explorando el ecosistema de hosting de videos, razón por la cuál de momento sólo está en youtube. Pero acá lo pueden ver, y de paso también dejo el texto del video.
Algunas semanas atrás, en casa nos pusimos al día con Attack on Titan, y sobre esa serie tenemos un montón de cosas para decir. Pero también pasó por esa fecha que Wisecrack publicó un video sobre Legend of Korra. Así que es una buena oportunidad para plantear algo que ambas series comparten. Pero para hacer eso, vamos a tener que comparar con otras cosas que hacen otros trabajos también populares. Así que pónganse cómodes, que arrancamos con este paseo por Legend of Korra, Attack on Titan, y la ideología: por supuesto, con spoilers por todos lados.
Como decía, necesitamos empezar comparando con otros trabajos. Y la razón principal de esto es que Wisecrack publicó su video sobre Korra en la saga “what went wrong”, donde básicamente argumentan cosas que la serie hizo mal con respecto a su antecesora, “Last Airbender”. Y esto es algo que en muchas oportunidades me crucé, por internet y entre mis amigues. Así que, antes de responder, es necesario contexto.
Hace algunas décadas atrás, les personajes de series animadas populares, y especialmente las series japonesas, parecían tener siempre algo en común: ser eternes adolescentes. Piensen por ejemplo en un Gokú, un Tsubasa, un Seiya, o cosas de esas. Y ni siquiera hace falta ir tan atrás qué digamos. Es injusto decir que todo el animé es así, porque todes podemos encontrar ejemplos de lo contrario. Y es injusto también echarle la culpa a Japón de esto, porque el resto del mundo tiene su cuota de lo mismo por todos lados. Pero estos personajes son, sin lugar a dudas, extremadamente populares, y trascienden al público infantil.
Está todo bien con ser adolescente. El problema son eternes cuasi-niñes con solamente dos o tres variables en la cabeza. Y ojalá terminara ahí. También suelen tomar decisiones muy cuestionables sin consecuencia alguna, se la pasan demostrando habilidades inhumanas frecuentemente injustificadas, y tienen varios problemas más que en definitiva pueden hacer de lo que significa “heroismo” para nuestra cultura algo preocupante. Pero cada ejemplo tiene sus detalles, y vale la pena…
Hoy salió a la cancha Nuclear, un nuevo medio que pretende dar discusiones, a veces un tanto apagadas en otros espacios, y otras veces desde modos y perspectivas diferentes.
Y allí me publicaron un artículo, titulado Cancelígeno, donde repaso algunos pormenores de la cancelación de Richard Stallman, y reflexiono cómo eso se relaciona con otros fenómenos actuales. Así que dejo acá también la url: https://nuclear.com.ar/2021/05/27/canceligeno/
This article was kindly translated to english and published by Dr. Roy Schestowitz, here: introduction, part 1, part 2, part 3.
Hace algunos días me encontré con un artículo que me llamó la atención por varios motivos: https://sysdfree.wordpress.com/2020/12/12/330/
El artículo, originalmente de la gente de Sabotage Linux, y concentrándose en el software libre, nos muestra ejemplos de cómo a veces la idea de progreso se transforma en exactamente lo inverso. Y entre las conclusiones, les autores sospechan de las oscuras manos de “shareholders” detrás de tantas decisiones problemáticas. Es a la luz de este artículo, y de los comentarios que generó, que me gustaría articular algunas reflexiones propias.
Adelanto mi línea de lectura: en una abrumadora mayoría de los casos de conflicto dentro de las comunidades de informática en general, las discusiones parecen tender hacia groseras simplificaciones de orden técnico. Y también pareciera que unánimemente se concluyen diagnósticos de problemas con la única idea de purezas degradadas: la constante sombra de la corrupción, o bien de gente que no entiende los principios rectores en tal o cual situación (y por eso se le llama “idiota”). Considero todo eso síntomas de una profunda inmadurez política gremial, que debemos aprender a considerar con seriedad de cara al rol actual de la informática en la sociedad.
Pero como articular mis argumentos al respecto puede llegar a ser intrincado, muy largo para los estándares actuales de internet, y en diferentes momentos diverger de nociones simples hacia generalidades problemáticas, prefiero comenzar con un pequeño índice de ideas:
1. Tecnocracia, y tecnocracias contemporáneas, en el ejemplo de la economía.
2. La condición filosófica de la idea de progreso.
3. Informática, sociedad, y Software Libre: algunas conclusiones.
1. “Es un problema técnico, estúpido”:
La frase que sirve de título para este apartado, hoy es un meme legendario. Pero ya sea en su iteración meme, como en su versión original de inteligente concepto condensado para una campaña electoral, la frase viene al caso de instalar un sentido común inmediato que adrede reemplaza un debate con una conclusión.
Odio esa frase. Considero a su éxito como meme un síntoma de buena parte de nuestros problemas contemporáneos mundiales. Eso, y el hecho de que sea tan popular la idea de que no se puede pensar más allá del capitalismo. Y es que la economía está en…
Este texto lo escribí para la materia Historia de la Ciencia, del Doctorado de Epistemología e Historia de la Ciencia de la UNTREF, a finales del 2020. Versión PDF, aquí.
Episteme y tecné, fundamentos elementales e históricos de lo que hoy llamamos ciencia y tecnología, son dos conceptos de límites difusos y profundamente debatidos. Y por supuesto que los anacronismos no van a ayudar a definiciones más precisas, pero eso no quita que si rastreamos la moderna y vigente distinción entre ingenieres y científiques, dos roles que se encarnan alrededor de la idea de conocimiento y dos labores críticas en la construcción de las sociedades contemporáneas, se llega sin muchas dificultades hasta los orígenes mismos de ambos conceptos en la antigua Grecia. Lo cuál constituye una extraña constante en la historia de la ciencia: si une presta atención, en realidad no se entiende del todo sobre qué está fundada.
Algunas partes de episteme y tecné son más fáciles de distinguir que otras. Al caso, cualquier diccionario o enciclopedia nos va a saber explicar cómo episteme refiere a cierto modo del conocimiento vinculado a generalidades y causas últimas, lo cuál vendrían a ser nuestras modernas leyes científicas, y que en la antigüedad estaba más ligado a un conocimiento elevado o hasta un componente de la sabiduría; mientras que tecné refiere a saberes más acotados y vinculados a quehaceres concretos, como el conocimiento vinculado a las profesiones y las artes. Y hasta ahí, no parece haber problemas demasiado grandes.
Pero también es cierto que tan frecuentemente coinciden aspectos de ambas que cabe la pregunta de si no son más parecidas que distantes. Y esto no es ninguna idea novedosa. Se puede apreciar, por ejemplo, en la enciclopedia de filosofía de la universidad de Stanford, en su artículo referido a la historia de ambos conceptos, que los mismos no están tajantemente separados sino hasta Aristóteles, y que incluso el Sócrates de Jenofonte casi hasta activamente despreciaba una categorización como esa; episteme y tecné estaban todo el tiempo mezcladas, incluso en la antigua Grecia. Pero así y todo, pareciera haber hasta hoy reglas que rigen el trabajo epistemológico y el tecnológico por separado, llegando al punto que hacemos epistemología les filósofes, y tecnología básicamente todes les demás.
Los problemas arrancan fundamentalmente a la hora de pretender lidiar con la tecné; o, para ser más precisos, con qué no lo…