Archive for September, 2022

    Ayer Jueves primero de Septiembre de 2022, mi país Argentina vivió un evento bisagra en su historia reciente: el magnicidio fallido contra Cristina Kirchner.

    Muchas cosas se pueden decir sobre el evento, muchos debates se abren, y las consecuencias concretas apenas podemos ir imaginándolas día a día; diría, más bien viviéndolas. Sin embargo, me interesa dejar anotado un fenómeno profundamente preocupante. He visto compañeres, militantes de izquierda, con años de trabajo y de estudios universitarios, con interés en la política y en la historia, explicar al fallido magnicidio como el accionar de “un loquito suelto”: a veces por “ser objetives”, otras veces con afán de “considerar todas las alternativas, para poder caracterizar correctamente”, a veces por “no ser paranóiques”, y algunas otras razones seguramente han de poder articularse para ir hacia esa línea de pensamiento. En esa aventura, me han llegado a decir cosas como “la historia que tiene este país y esta region no tiene mucho que ver con este chabon, ni lo que hizo”, refiriéndose lógicamente al agresor.
O bien incluso esto otro: “que haya una construcción más o menos novedosa, más o menos específica, más o menos identificable, pero sistemática, de una forma del odio, no quita que además haya un loquito suelto”.

    Al caso de todo esto, pretendo ser absolutamente categórico: hablar de “loquito suelto” en el contexto que estamos viviendo, es absoluta, indiscutible, y escandalosamente, negacionista. Las complejidades involucradas no cambian nada en ese hecho, y no hay un ápice de espacio para ningún relativismo al respecto. Así que en esta entrada voy a dejar anotado algunos detalles, de manera completamente desordenada, acerca de por qué eso es así.

    Primero y principal, mi respuesta a aquellas insinuaciones de “racionalidad” y “categorización correcta”: no se trata de “un loco”, sino de “un loco empoderado“. Y ese empoderamiento tiene autores intelectuales. Si vamos a jugar al negacionismo sobre cosas como la estigmatización, criminalización, y deshumanización, 24/7 desde hace años, primeramente desde medios de comunicación y luego desde espacios formalmente institucionales como los poderes legislativos y judicial, especialmente con la historia que tiene este pais y esta región, entonces por favor cerremos todo porque “política” pasa a ser una cosa que solamente existe en libros de ficción francamente bastante aburridos. Y me refiero a cosas como las que se pueden apreciar en las siguientes imágenes:




    Esas imágenes (de años recientes, muchas de este mismo año) son manifestantes anti-kirchneristas, y anti-peronistas en general. El anti-peronismo tiene una tradición ya casi centenaria en este país, absolutamente marcada por la violencia y el odio políticos, además de otros sesgos frecuentes y notorios como el odio de clase y racial. De allí brotaron, entre infinitos otros, eventos históricos de enorme trascendencia como los siguientes:

    Todos esos eventos han dejado heridas todavía abiertas en la población de todo el país, y siguen siendo historia viva. Todos esos eventos son manifestaciones extremas de un clima de constante agresión desde los sectores antiperonistas hacia los sectores peronistas, o si se quiere desde las derechas hacia las izquierdas, que ya se vivía incluso antes del peronismo contra el Yrigoyen. Esos odios han sido respondidos de muchas maneras, algunas de ellas también violentas. Pero si hay algo que el Peronismo tiene como patrimonio casi exclusivo en este país, y como respuesta más frecuente a las agresiones, es el amor de los sectores populares hacia sus líderes históricos: Perón, Evita, y más recientemente Nestor y Cristina Kirchner. Ese amor se manifesta en millones de personas que salen a la calle de manera pacífica y celebratoria en diferentes eventos, coyunturales o conmemorativos, como pueden serlo el 24 de Marzo o el 17 de Octubre.

    Pero eso es solamente contexto histórico. El mismo día en que sucedió por la noche el intento de magnicidio, por la mañana el periodista Roberto Navarro decía estas cosas:


    Un comunicador macrista hablaba del peronismo diciendo cosas como “son una raza de mierda”, “son discapacitados”, “son basura”, y cosas por el estilo. Roberto Navarro, indignado, decía que eso no podía salir al aire. Y es notorio que días antes, el mismo Navarro había llamado la atención sobre los discursos de odio en general en los medios, diciendo que eso podía terminar muy pronto en hechos de violencia, incluso contra los mismos comunicadores macristas. Lógicamente eso fue interpretado como una incitación a la violencia, lo cuál se tradujo inmediatamente en denuncias penales contra Navarro. Pero al otro día del fallido magnicidio, aquel comunicador macrista terminó diciendo “todos somos Cristina”, y repudiando el ataque.

    El contexto, pues, es bastante claro: hay gente que venía alertando sobre la intensidad de los discursos de odio en medios masivos de comunicación, tanto audiovisuales como escritos, desde hace años. Una violencia y odio que sólo escalaron con el paso del tiempo, y en ningún momento se tomó ninguna medida al respecto: las organizaciones vinculadas al periodismo están todas cooptadas por los mismos comunicadores macristas, que sistemáticamente se dedican a defender de manera corporativa a cualquiera de sus miembros cuestionados, mientras que al mismo tiempo legitiman ataques contra sus críticos. Navarro es un ejemplo claro de esto.

    Esto no es un fenómeno sólo local. En todo el mundo se ven cosas parecidas: Donald Trump, Jair Bolsonaro, o Boris Jhonson, son algunos de los exponentes de líderes políticos directamente vinculados a esos artificios mediáticos y en particular a los discursos de odio y la desinformación.

    Y como si todo eso fuera poco, hacía apenas una semana atrás, la policía de la ciudad (antiperonista) valló la casa de Cristina Kirchner en el barrio de Recoleta, donde se manifestaban decenas de miles de personas. Lo hizo de manera intempestiva, inconsulta, incomunicada, y por la noche: a la mañana, las decenas de miles de personas organizadas para marchar, se encontraron con vallas alrededor del lugar de reunión. Y no sólo vallas, sino también agentes de infantería, y hasta carros hidrantes. Eso derivó en eventos de violencia, llevados adelante exclusivamente por la policía (hay infinidad de testimonios, incluso de vecinos antiperonistas del lugar, dando cuenta de que les manifestantes no generaron violencia, ni ese día ni los 10 anteriores que venían manifestándose pacíficamente). Con el paso de los días, las denuncias contra abusos de los policías involucrados se fueron sumando, y hasta eventualmente se pudo constatar de que contaban con munición de plomo: algo explícitamente prohibido. Eso fué días antes del intento de magnicidio, y desde aquel entonces se dice por TV desde izquierda y desde derecha “están buscando un muerto” con voz en off mientras se muestra la casa de Cristina Kirchner en primer plano.

    El punto es que la gente no está loca: está enloquecida. No es locura que sale del eter, y tiene tanto origen como medios. No se puede hablar de un agente libre en un contexto como el que vivimos. Los fenómenos de odio politico en este país tienen su forma autóctona, pero son fenómenos generalizados a nivel mundial por lo menos desde la primer década del siglo XX. Ya solamente eso no permite hablar de “loquito suelto”, porque les “loquites” que se adecúan a esos discursos enloquecedores se explican primero por esos discursos que les dan lugar; no son “loquites” que niegan la fuerza gravedad y creen que saltando pueden volar, que dicen que el sol no existe, o que no necesitamos agua para vivir, por mencionar algunas locuras arbitrarias: son “loquites” que dicen y hacen lo que dicen y sugieren los medios. No son “enfermes”: son hijes sanes de la sociedad en la que vivimos. No son excepciones: lo excepcional es el escalamiento absolutamente contingente, pero a todas luces predecible, y también a todas luces estimulable. “Loco suelto” es negacionismo del contexto. Y el negacionismo, por su parte, siempre va a buscar la particularidad de la persona para relativizar o negar las condiciones sistémicas. Cuando no sea “un nazi” va a ser “un ex militar”, “un paciente psiquiatrico”, “alguien que lo perdió todo”, o cualquier particularidad trágica y traumática que explica una desviación de una norma que no lo explica, o bien alguna forma de pertenencia a algo canónicamente malo (como el nazismo).

    Mientras tanto, esta es la gente que, apenas horas antes del intento de magnicidio, ninguneaba y relativizaba la categoría de odio político, lo llamaba paranóia, y decía que los hechos de violencia eran “un loquito”: comunicadores antiperonistas, transmitiendo en canales macristas.

    La misma Cristina Kirchner viene advirtiendo desde hace años que podría pasarle algo en cualquier momento, como se puede apreciar en estos videos:


    De modo que el contexto está claro desde hace ya muchos años. Pero nada de eso habla particularmente de la persona que cometió el fallido magnicidio. Aquí, sin embargo, se pueden apreciar dos videos breves, donde una persona cercana a él claramente muestra los mismos odios que justifican el asesinato de Cristina Kirchner, con respuestas banales del tipo “bajar impuestos”:

  • https://twitter.com/tampocolapavada/status/1565702112385896450
  • https://www.youtube.com/watch?v=LXc3SdJlC-s

    Eso no es un “loquito suelto”: es OTRO “loquito suelto”. Parece haber TANTO “loquito suelto”, como bien dijo Cristina Kirchner en aquel video anterior. Y si hay tanto, claramente no estamos hablando de alguna excepcionalidad en la forma de pensar (que le amerita el mote “loquito”).

    Pero hay muchos videos con opiniones al respecto. Acá está Hugo Yasky:

    Wado de Pedro:

    Lanata y Feinmann, comunicadores macristas, opinando que sí se trata de un “loquito suelto”:

    Axel Kicillof:

    Alejandro Bercovich y su equipo:

    El equipo de Todo Noticias, canal antiperonista por excelencia, apelando a la psicología del atacante:

    La prensa europea, hablando sobre la polarización en América Latina:

    Héctor Shalom, hablando sobre los discursos de odio en el contexto del fallido magnicidio:

    La psicóloga (autorizada para hablar de “loquitos”) y sobreviviente del genocidio en Argentina (autorizada para hablar de odio y violencia políticos) Ana Careaga:

    Martín Tetaz, dirigente antiperonista, intentando relativizar la categoría “violencia política” y hablando de “loquito suelto”:

    Las únicas personas considerando siquiera la hipótesis o la significancia de “loquito suelto” parecen estar siempre curiosamente relacionadas con el antiperonismo.

    Pero para quienes dijeran “no tiene nada qué ver con la historia de este país o de la región”:

    Etcétera.

    Es historia: del siglo pasado y reciente, local y regional. Tiene qué ver: el “loquito suelto” no sale de la nada ni se desarrolla por fuera de todo ello. Nada de esto puede ser ignorado por una persona informada, salvo tal vez por conveniencia. Pero para finalizar, una nota de opinión, donde varies intelectuales analizan la cuestión, de la que traigo un breve recorte:

    “Sería un error poner la atención sobre el atentado, que es la cumbre de un proceso. No es una elevación sobre una llanura, sino un pico altísimo al que se ha llegado después de mucho tiempo de aceptación y conformismo en torno a los discursos de odio”, plantea el profesor, crítico cultural y ensayista Alejandro Kaufman.

    (…)

    Si el atentado es la cumbre de un proceso, entonces Sabag Montiel no podría ser un “lobo solitario”. El sociólogo Pablo Alabarces, aún shockeado, dice: “La explicación del lobo solitario no tiene por qué implicar también la patológica, de que sería un loquito. Pero no creo en los loquitos: por supuesto que hay sujetos con ciertas situaciones patológicas, pero no creo que sea el caso. Las acciones de seres humanos tienen explicaciones socioculturales. No existen los violentos, sino sujetos que actúan violentamente en contextos determinados por razones determinadas”, define.

    “El fulano piensa que en determinado contexto su acción era legítima. Participa de cierto marco que la explica y le dice ‘tan mal no está matar a Cristina'”, continúa.

    (…)

    “Leí cosas espantosas por parte de fanáticos anti K en redes, pero también de algunos amigos cercanos. Esta estructuración profundamente conflictiva e intolerante nos condena a cagarnos a los tiros la semana que viene”, concluye.

    (…)

    “Algunos intentan instalar la idea de responsabilidad individual, de que se trata de una persona desequilibrada, suelta. Hace tiempo, ante cada hecho de violencia por motivos de género, las feministas venimos diciendo que intentan generar responsabilidades individuales y desresponsabilizar a quienes sostienen discursos y prácticas cotidianas vinculadas al machismo, en este caso vinculadas a los discursos mas misóginos, conservadores, antipopulares, homo odiantes, que tienen un corolario muy triste”.

    (…)

    Con todo eso, compañeres, no se puede leer de ninguna otra manera: “loquito suelto” es negacionismo.
    Por favor, tengámoslo todes en claro.