Me publicaron un nuevo artículo en Nuclear.

El artículo se llama La insoportable levedad del bit, y pretende ser el primero de una serie donde reflexiono sobre algunos aspectos políticos tanto históricos como actuales sobre la informática. En este primer artículo, apenas planteo cómo las izquierdas parecen lejanas en la cotidaneidad informática, y por el contrario las derechas paracen haberse apropiado de varias razones detrás del quehacer computacional. Más adelante (en otro artículo) voy a contar cómo eso es una dinámica que viene de hace rato, cómo es que el neoliberalismo supo incrustarse ahí adentro desde el día cero, y otras cuestiones más vinculadas a qué se supone que haga la informática en la sociedad.

https://nuclear.com.ar/2021/08/10/la-insoportable-levedad-del-bit/.

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    Ayer publiqué mi primer video. Todavía estoy aprendiendo detalles sobre cómo hacerlos, y todavía estoy también explorando el ecosistema de hosting de videos, razón por la cuál de momento sólo está en youtube. Pero acá lo pueden ver, y de paso también dejo el texto del video.


    Algunas semanas atrás, en casa nos pusimos al día con Attack on Titan, y sobre esa serie tenemos un montón de cosas para decir. Pero también pasó por esa fecha que Wisecrack publicó un video sobre Legend of Korra. Así que es una buena oportunidad para plantear algo que ambas series comparten. Pero para hacer eso, vamos a tener que comparar con otras cosas que hacen otros trabajos también populares. Así que pónganse cómodes, que arrancamos con este paseo por Legend of Korra, Attack on Titan, y la ideología: por supuesto, con spoilers por todos lados.

    Como decía, necesitamos empezar comparando con otros trabajos. Y la razón principal de esto es que Wisecrack publicó su video sobre Korra en la saga “what went wrong”, donde básicamente argumentan cosas que la serie hizo mal con respecto a su antecesora, “Last Airbender”. Y esto es algo que en muchas oportunidades me crucé, por internet y entre mis amigues. Así que, antes de responder, es necesario contexto.

    Hace algunas décadas atrás, les personajes de series animadas populares, y especialmente las series japonesas, parecían tener siempre algo en común: ser eternes adolescentes. Piensen por ejemplo en un Gokú, un Tsubasa, un Seiya, o cosas de esas. Y ni siquiera hace falta ir tan atrás qué digamos. Es injusto decir que todo el animé es así, porque todes podemos encontrar ejemplos de lo contrario. Y es injusto también echarle la culpa a Japón de esto, porque el resto del mundo tiene su cuota de lo mismo por todos lados. Pero estos personajes son, sin lugar a dudas, extremadamente populares, y trascienden al público infantil.

    Está todo bien con ser adolescente. El problema son eternes cuasi-niñes con solamente dos o tres variables en la cabeza. Y ojalá terminara ahí. También suelen tomar decisiones muy cuestionables sin consecuencia alguna, se la pasan demostrando habilidades inhumanas frecuentemente injustificadas, y tienen varios problemas más que en definitiva pueden hacer de lo que significa “heroismo” para nuestra cultura algo preocupante. Pero cada ejemplo tiene sus detalles, y vale la pena…

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Hoy salió a la cancha Nuclear, un nuevo medio que pretende dar discusiones, a veces un tanto apagadas en otros espacios, y otras veces desde modos y perspectivas diferentes.

Y allí me publicaron un artículo, titulado Cancelígeno, donde repaso algunos pormenores de la cancelación de Richard Stallman, y reflexiono cómo eso se relaciona con otros fenómenos actuales. Así que dejo acá también la url: https://nuclear.com.ar/2021/05/27/canceligeno/

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    This article was kindly translated to english and published by Dr. Roy Schestowitz, here: introduction, part 1, part 2, part 3.

 

    Hace algunos días me encontré con un artículo que me llamó la atención por varios motivos: https://sysdfree.wordpress.com/2020/12/12/330/

    El artículo, originalmente de la gente de Sabotage Linux, y concentrándose en el software libre, nos muestra ejemplos de cómo a veces la idea de progreso se transforma en exactamente lo inverso. Y entre las conclusiones, les autores sospechan de las oscuras manos de “shareholders” detrás de tantas decisiones problemáticas. Es a la luz de este artículo, y de los comentarios que generó, que me gustaría articular algunas reflexiones propias.

    Adelanto mi línea de lectura: en una abrumadora mayoría de los casos de conflicto dentro de las comunidades de informática en general, las discusiones parecen tender hacia groseras simplificaciones de orden técnico. Y también pareciera que unánimemente se concluyen diagnósticos de problemas con la única idea de purezas degradadas: la constante sombra de la corrupción, o bien de gente que no entiende los principios rectores en tal o cual situación (y por eso se le llama “idiota”). Considero todo eso síntomas de una profunda inmadurez política gremial, que debemos aprender a considerar con seriedad de cara al rol actual de la informática en la sociedad.

    Pero como articular mis argumentos al respecto puede llegar a ser intrincado, muy largo para los estándares actuales de internet, y en diferentes momentos diverger de nociones simples hacia generalidades problemáticas, prefiero comenzar con un pequeño índice de ideas:

     1. Tecnocracia, y tecnocracias contemporáneas, en el ejemplo de la economía.
     2. La condición filosófica de la idea de progreso.
     3. Informática, sociedad, y Software Libre: algunas conclusiones.

 

1. “Es un problema técnico, estúpido”:

    La frase que sirve de título para este apartado, hoy es un meme legendario. Pero ya sea en su iteración meme, como en su versión original de inteligente concepto condensado para una campaña electoral, la frase viene al caso de instalar un sentido común inmediato que adrede reemplaza un debate con una conclusión.

    Odio esa frase. Considero a su éxito como meme un síntoma de buena parte de nuestros problemas contemporáneos mundiales. Eso, y el hecho de que sea tan popular la idea de que no se puede pensar más allá del capitalismo. Y es que la economía está en…

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    Este texto lo escribí para la materia Historia de la Ciencia, del Doctorado de Epistemología e Historia de la Ciencia de la UNTREF, a finales del 2020. Versión PDF, aquí.


    Episteme y tecné, fundamentos elementales e históricos de lo que hoy llamamos ciencia y tecnología, son dos conceptos de límites difusos y profundamente debatidos. Y por supuesto que los anacronismos no van a ayudar a definiciones más precisas, pero eso no quita que si rastreamos la moderna y vigente distinción entre ingenieres y científiques, dos roles que se encarnan alrededor de la idea de conocimiento y dos labores críticas en la construcción de las sociedades contemporáneas, se llega sin muchas dificultades hasta los orígenes mismos de ambos conceptos en la antigua Grecia. Lo cuál constituye una extraña constante en la historia de la ciencia: si une presta atención, en realidad no se entiende del todo sobre qué está fundada.

    Algunas partes de episteme y tecné son más fáciles de distinguir que otras. Al caso, cualquier diccionario o enciclopedia nos va a saber explicar cómo episteme refiere a cierto modo del conocimiento vinculado a generalidades y causas últimas, lo cuál vendrían a ser nuestras modernas leyes científicas, y que en la antigüedad estaba más ligado a un conocimiento elevado o hasta un componente de la sabiduría; mientras que tecné refiere a saberes más acotados y vinculados a quehaceres concretos, como el conocimiento vinculado a las profesiones y las artes. Y hasta ahí, no parece haber problemas demasiado grandes.

    Pero también es cierto que tan frecuentemente coinciden aspectos de ambas que cabe la pregunta de si no son más parecidas que distantes. Y esto no es ninguna idea novedosa. Se puede apreciar, por ejemplo, en la enciclopedia de filosofía de la universidad de Stanford, en su artículo referido a la historia de ambos conceptos, que los mismos no están tajantemente separados sino hasta Aristóteles, y que incluso el Sócrates de Jenofonte casi hasta activamente despreciaba una categorización como esa; episteme y tecné estaban todo el tiempo mezcladas, incluso en la antigua Grecia. Pero así y todo, pareciera haber hasta hoy reglas que rigen el trabajo epistemológico y el tecnológico por separado, llegando al punto que hacemos epistemología les filósofes, y tecnología básicamente todes les demás.

    Los problemas arrancan fundamentalmente a la hora de pretender lidiar con la tecné; o, para ser más precisos, con qué no lo…

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    Tuve acceso a una copia de Multiversos, el recientemente publicado libro del grupo Luthor, y lo terminé de leer hace un par de días. El libro es excelente, y lo considero una lectura recomendada si no fundamental para cualquier persona que se interesa por entender a la ficción en tanto que objeto de manera rigurosa, contemporánea, y comprometida.

    Sin embargo, mucho más que una reseña (que francamente no sabría cómo escribir), me queda en el tintero una crítica, que me viene genial para mis propias teorías. Así que voy a aprovechar el envión de tener la lectura fresca y el tiempo libre de Enero, para dejar anotada mi línea de lectura de un problema que percibí. Sucede que en el capítulo 6 del libro, se habla sobre el concepto técnico de “saturación” en la ficción. Y mientras lo explicaron, dos puntos claves me resultaron disonantes. Se trata de apenas una diferencia de interpretación en un fenómeno, pero que cambia cierta carga de responsabilidad de mecanismos de bajo nivel, y entonces explica el fenómeno de otra manera, llevando tal vez a otros conceptos diferentes para entender la ficción.

    (…) Nuestra percepción de lo real parte de una saturación completa y de la negociación constante entre nuestros sentidos, es decir, del recorte que nuestra psique necesita hacer de la información proporcionada por ellos para organizar la experiencia y no colapsar en la hiperestesia. (…)

    Este es el primer punto donde empecé a sospechar de lo que leía, de modo que voy a detenerme a investigarlo. Hay algo aquí que me parece… confundido entre el sentido común de lo que se afirma. Es decir: cualquiera estaría de acuerdo sin grandes debates en que la realidad se constituye de aquello saturado en conjunto con aquello percibido. Pero hay detalles.

    En primer lugar, el límite de la hiperestesia. Hiperestesia es hipersensitividad: sentir demasiado, sentidos saturados (en la acepción coloquial del término). Esto se puede imaginar fácilmente con ruidos tan fuertes que aturden, luces tan brillantes que nos hacen doler la cabeza, etc. Y es interesante pensar los pormenores de esas operaciones físicas, biológicas, aún siendo legos en el asunto (es decir, sin ser médicos, ni estudiosos del cuerpo humano).

    Piensen un segundo en esos ejemplos: ruido muy fuerte, luz muy brillante. “La psique” a la que se hace referencia en la cita anterior no puede hacer absolutamente nada contra eso: no le…

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    Hace algunas semanas atrás escuchaba decir a Victor Hugo Morales, en una de sus editoriales, la siguiente frase: “nos encanta tener razón”. Le dediqué un par de horas a buscarla para linkearla, pero lamentablemente sin éxito: se perdió entre los infinitos videos de youtube que consumo a diario, y que no tienen desgrabaciones que luego faciliten sus búsquedas.

    Pero no importa, la frase persiste: “nos encanta tener razón”. Victor Hugo se refería, creo recordar, a cómo a veces nos ponemos criticones llegando hasta la obstinación, y de hecho cerraba la reflexión con el siguiente consejo: “el límite es cuando se comienza a criticar a la selección”. Dado que él hizo su carrera como periodista deportivo, frecuentemente hace analogías desde ese lugar, y esta vez le hablaba a sus colegas. Decía que en su experiencia con el mundial ’86 pudo ver periodistas incapaces de disfrutar el triunfo porque habían sido críticos de la selección nacional durante toda su campaña mundialista; necesitaban que perdiera, que le vaya mal a la selección, para justificar su postura. Y entonces utilizó eso como metáfora, como línea en la arena, de un límite que no hay que cruzar en pos de tener razón. Y digo metáfora porque, en realidad, hablaba de otro tema de actualidad, ya no me acuerdo cuál, pero uno de los tantos que nos cruzan en estos últimos meses: cómo comportarnos con la pandemia, qué hacer con las vacunas, y por supuesto qué pretendemos que suceda en el país y cómo nos llevamos con el gobierno.

    Siendo un tema que yo trabajo, eso de tener razón me quedó en la cabeza, pero sin darle mayor importancia, apenas como nota de color. Y pasó que, mucho más cerca del ahora, en un breve debate entre Navarro y Lijalad en El Destape, los escuché charlar precisamente sobre qué hacer con la gente que no se cuida durante la pandemia: que cómo puede ser, que si son los medios o no, que si habría que instalar más miedo al virus entre la gente, que si se puede o no hacer algo. Otra vez, el diálogo se perdió entre centenas de videos, pero los temas están claros y de hecho se repiten frecuentemente; confío en que todes puedan imaginar de qué les hablo sin grandes esfuerzos.

    En sintonía, ayer escuché una editorial de Ronaldo Graña, donde hablaba sobre la actualidad del covid y lo que se…

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    En Julio del 2020, cancelé mi subscripción a Página/12. En aquel momento pensé en publicar el por qué, pero entre una cosa y otra no le dí mucha importancia. Hoy vuelve a surgir el tema, y ya lo había hecho varias veces más entre aquel Julio y el actual casi-diciembre, de modo que ahora sí prefiero dejarlo anotado.

    El día 2 de Julio de 2020, envié el siguiente mensaje a Página/12:

Estimades,

Mi nombre es Daniel Cantarín, y mi usuario en pagina12.com.ar es “Canta”.

En la siguiente nota no están activados los comentarios: https://www.pagina12.com.ar/275890-narda-lepes-sobre-su-nueva-app-lleve-a-los-de-microsoft-al-m
Tengo una férrea postura política anti-microsoft, y entonces para mí es importante poder dejar un comentario allí, para les demás lectores.
Les escribo entonces para saber si se trata de algún accidente, y se puede entonces activar los comentarios en esa nota, o si por el contrario se trata de algo premeditado que se pretende continúe de esa manera.

Muchas gracias.

    Pueden ir a ver ese link, y confirmar que no tiene comentarios. Del mismo modo, pueden entrar en cualquier otro link de Página/12, y confirmar que existe una sección comentarios, aún cuando todavía nadie haya agregado comentarios.

    Le respuesta que recibí es la siguiente:

Hola Daniel, buenas tardes.

Para poder comentar tenés que ingresar con tu mail y contraseña en www.pagina12.com.ar

Saludos, Equipo de Página 12

    Esto es una verdad a medias: es cierto que necesito loguearme para poder comentar. Pero el problema no era ese, sino el hecho de que no estaba activada la sección de comentarios: esa nota no tiene “sección comentarios”. De modo que les escribí nuevamente:

Equipo,

Estoy al tanto que debo estar logueado para poder comentar.
https://i.imgur.com/xLJZQS7.png

De hecho, al no estar logueado, el sitio te invita de una manera u otra a colaborar con comentarios:
https://i.imgur.com/NPAzPM0.png

Esa noticia en particular no parece tener los comentarios activados, y me gustaría saber por qué.
https://www.pagina12.com.ar/275890-narda-lepes-sobre-su-nueva-app-lleve-a-los-de-microsoft-al-m

Gracias,
Daniel.

    Y esta fue la respuesta que me dieron:

Hola nuevamente Daniel.

Los comentarios se activan una vez que te logueas. Si no estás registrado en el sitio no se activan.

Saludos, Equipo de Página 12

    Lo cuál ya directamente es falso en el contexto que yo les planteo, y no prestarme atención si consideran cualquier otro contexto. Frente a lo cuál les mandé este otro mensaje:

Equipo,

Lo que me dicen sencillamente no es cierto, y además parece ignorar lo que les expliqué antes. Se los explico de nuevo.

Por un lado, les mandé una captura…

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    Querida gente que viene después de mí. Les escribo algunas notas, apenas aprovechando una oportunidad, antes de que la vida me encuentre de nuevo sin el tiempo, ni las energías, ni tal vez la claridad, cuando no directamente la salud. Quería decirles algo desde hace mucho tiempo, para lo que siempre parece que no fuera el momento, que lo que voy a decirles no viene al caso de nada, que ya lo saben. Supongo que lo vamos a averiguar. Y es que la cuestión es, precisamente, acerca del tiempo.

    En este momento estamos atravesando la pandemia. Espero que sea “la” pandemia, y que no suceda lo que hace 100 años atrás pasó con “la gran guerra”; espero que no venga otra después, o incluso cosas peores, y que este evento que vive mi generación sea realmente una cosa excepcional, trascendente, histórica. Pero tengo la triste convicción de que eso no va a ser así, y que ustedes van a pedirnos explicaciones por el mundo de mierda que van a haber heredado; y que cuando eso suceda, mis hermanes, con mucha frustración y vergüenza, van a bajar la vista sin saber qué decirles. O peor aún, van a gritarles, defendiéndose, diciéndoles qué es lo que tienen que hacer y cómo tienen que vivir. O van a mentirles, mintiéndose también a sí mismos, desesperades, aterrades, echando culpas hacia todos lados, aferrándose a la fé lunática de sus ideologías moribundas como salvavidas en pleno naufragio.

    Lo siento mucho. Es lo primero que tengo para decirles. Sinceramente lamento que las cosas sean lo que son para ustedes. Sepan que no se lo merecen: no es su culpa, no es por nada que ustedes hayan hecho o dejado de hacer. Fuimos nosotres, les que vinimos antes. Cúlpennos a nosotres: por favor, déjennos al menos quitarles esa carga, permítannos al menos eso, si es que no podemos hacer nada más.

    Lo segundo que les pido que entiendan es que, se los juro, nosotres no sabemos qué hacer. Estamos improvisando, y no nos está yendo bien. Vemos al mundo destruirse más rápido de lo que llegamos a meterlo en nuestra cabeza, y nos vemos unes a otres sufriendo desconsolados sin saber cómo ayudarnos. No queremos morir, y sólo queremos una vida felíz y en paz, pero así y todo nos matamos unes a otres y a todo lo demás que nos rodea en una sucesión de infinitos accidentes que…

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    Hace un mes atrás, David Teller publicó una entrada en su blog explicando con tranquilidad y en detalle el polémico proceso detrás de la deprecación de XUL+XPCOM, el mecanismo que utilizaba Firefox en su interfaz de usuario hasta su versión 57, de Noviembre del 2017.

    Aquella decisión, decía, fue polémica, porque implicó perder el enorme ecosistema de agregados (“addons”) que tenía Firefox, y que constituía una de las razones principales para usar ese browser en lugar de Google Chrome. Y tan polémica fué que todavía hay gente enojada al respecto, además de gente que directamente dejó de usar Firefox. En mi cámara de eco prácticamente todes vieron a la iniciativa como un tiro en el propio pié de Mozilla. Y las razones detrás de esa iniciativa fueron aquellas a las que ya nos tiene acostumbradas la informática contemporanea: “velocidad”, “seguridad”, y “lo que quieren les usuaries”.

    Eso último quizás sea un poco injusto, porque buena parte de las justificaciones para el cambio estuvieron también sostenidas en las muchas dificultades de Mozilla para continuar sosteniendo Firefox. Pero mi punto es que esas dificultades van a existir elijan el camino que elijan, razón por la cuál las excluí de la lista. Quizás haya otro debate en esto, que no es el que me interesa en este momento, así que lo dejaré apenas en esta mención.

    El post de Teller relata detalles históricos de XUL+XPCOM, cosas que fueron sucediendo alrededor de la web, y los problemas que enfrentó Mozilla a la hora de sostener Firefox, frente a lo cuál se terminó decidiendo migrar hacia otro sistema conceptualmente diferente. El post es excelente, y de lectura recomendada: tanto es así, que se hizo popular y objeto de discusión, llegando a que la sección de comentarios en la entrada fuera todavía más interesante que el post mismo. Y hace varias semanas quiero tomarme el tiempo de escribir acerca de esas discusiones.

    Para no hacer un texto infinito, voy a ir al grano: Teller habló de “competir con Chrome” en su publicación, y diferentes personas aparecieron a discutir contra eso. Tanto es así que eventualmente Teller terminó editando el artículo (con una mención explícita a este hecho como nota al final) para reemplazar “competir con Chrome” por “tan rápido, estable, y seguro, como Chrome”. Y es que, me parece, esa cuestión dá en…

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