El orden de mi discurso
| January 13th, 2018Algunas notas para arrancar el año:
– Como hablar de verdad es básicamente bañarse en nafta, el giro más potente que tenemos a mano es la narratividad. Ya que no tenemos más opción que permitirnos pensar disparates, por lo menos no tratemos de hacerlos pasar por objetividad o, peor, como ideas definitivas. La narratividad opera tanto como espacio para alguna forma de la verdad, como también alivio para tanta burocracia epistemológica y política; es una forma de la libertad.
– Lo cuál no quiere decir que debamos apostar a un subjetivismo marmota donde cualquier cosa da exactamente lo mismo. Ese es el uso principal que le da el enemigo al relativismo. Dicho en castellano: que la verdad sea subjetiva no quiere decir que los mentirosos no existen. Estamos rodeados de chantas jugándola de señorías, pero no podemos simplemente salir a colgarlos de las pelotas con rastrillos y antorchas si es que decidimos también hacernos cargo de nuestro siglo XX.
– Entonces, la estrategia es hackearlo todo: entender, destruir, y crear. Tenemos, si, que encontrar vulnerabilidades y explotarlas; pero también tenemos que ir pensando en el mecanismo que va a reemplazar ese armatoste poroso que pretendemos penetrar. Porque el solamente romper nos convierte en criminales, y lo mejor que vamos a terminar encontrando por esa vía es nuestro propio reflejo en el espejo.
Hoy creo que lo demás son puros detalles.